viernes, 5 de diciembre de 2014

Volvamos.

¿Quién no ha pensado miles de veces en volver a ese sitio?
¿Y quién ha decidido no volver por mera cobardía?
Al final, si de verdad lo deseamos, acabamos volviendo, tarde, pronto, o justo a tiempo. Y qué bonito suena el justo a tiempo.
Qué satisfactorio ese segundo exacto. Y qué complicado alcanzarlo. ¿Acaso no parecemos estar siempre en el lugar perfecto (incluso quizás con la persona perfecta) pero en el momento equivocado, o viceversa? Realmente prefiero pensar que ningún momento es equivocado si podemos a sacar algo en conclusión de ello. Si todo este tiempo me niego a definirlo como equivocado, entonces es que puedo (o quiero) sacar algo en conclusión de él.
Y la conclusión es que ha sido una auténtica pérdida de tiempo no equivocado. Llamémoslo así. Contradictorio, como querer manejar el minutero a nuestro antojo. Pero al fin y al cabo somos eso. Tiempo y contradicción.

No necesitamos un año entero
 para cambiar ciertas cosas,
a veces con 361 días es suficiente.

No hay comentarios:

Publicar un comentario