domingo, 28 de abril de 2013

Despertar en otro mundo.


Despiértame cuando ya todo haya pasado. Cuando no sea yo la que quiere siempre más y acaba siendo una simple víctima del amor. Cuando no sea tampoco la que echa de menos a personas que se olvidaron de recordarme. Despiértame cuando la gente no se mate ahí fuera, cuando todo el mundo luche por hacer felices a los otros. Cuando desaparezca toda la mierda que nos rodea, cuando los ojos se inunden sólo de lágrimas de felicidad. Despiértame cuando vaya a hacerlo a tu lado. Sino, qué más da, déjame durmiendo que de sueños también vivo.

jueves, 25 de abril de 2013


''Cuando entré en la cabaña la vi clavada en el suelo, firme sobre sus botas negras militares, dominando el comedor con la mirada. Como de normal, se encontraba absorbida en su mundo interior (a saber qué diablos ocurría ahí dentro), pero parecía sin ninguna duda tenerlo todo controlado. Carlota fue algo así como el tipo de chica que ningún tío quería tener cerca. Era un continuo peligro, una montaña rusa que no pasaba nunca por controles de seguridad. Era como una droga, adictiva, que te ayudaba a olvidar tus propios problemas al menos por un rato, pero resultaba ser también algo dañino. O bueno, eso mi mente me quería hacer creer. Me llevaba siempre para aquí y para allá, todo comeduras de cabeza y se hacía complicado llegar a entenderla el noventa por ciento de las veces, pero en el fondo a mi corazón le hacía bien. Quiero decir, a pesar de lo difícil que ella era en sí de vez en cuando (cosa de la que me sentía culpable porque cuando la conocí era dócil, tranquila, y en fin, todo lo contrario a lo que ahora resultaba ser), se me hacía fácil quererla, es algo que no tenía que forzar, me salía solo, ya era una rutina, algo así como mi costumbre diaria preferida.''

miércoles, 24 de abril de 2013

Es verdad que no tenía remedio.

"Qué iba a hacer yo si siempre me sonreía cuando nos reflejábamos en el espejo de nuestra habitación, con una sonrisa que era capaz de hacerme escuchar la mejor canción; como si leyese la mejor poesía; el mejor paisaje que jamás podría llegar a ver. Si siempre se ponía mis camisetas sin pedirme permiso y si se enfadaba porque me comía sus galletas al mediodía. Ella protegía las frías madrugadas y ponía el sol en las tardes de Diciembre, mientras pintaba de carmín mi cuello. Siempre saltaba a mis brazos cuando me veía llegar con una tarrina de helado de vainilla, y se la comía entera ella solita mientras veíamos nuestra película de cada domingo por la noche. Aunque bueno, ella miraba la televisión y yo le miraba a ella, eso era lo mejor. Cuando me pillaba observándola en vez de prestando atención a la escena en la que Allie y Noah se tumban en la carretera, me sonreía como diciendo ''este chico no tiene remedio'' y me manchaba la nariz con el poco helado que le quedaba, después me hacía cosquillas, y yo qué sé, cuando volvíamos a mirar la televisión, la película ya solía haber acabado."

martes, 23 de abril de 2013

Tuve esa etapa en la que relacioné estar mal con vomitarlo todo sobre un papel. Aquellos días pensé en que era fácil desahogarse así, plasmar todas tus frustraciones con la ayuda de un bolígrafo y las ganas de liberarte, de sentirte comprendida por ti misma. Entonces afirmaba que los textos salían más bonitos cuando algo te atormentaba, porque llegas a profundizar más en la vida y simplemente, escribes más bonito, las palabras salen de otra forma. Eso pasaba cuando algo, repito, te atormentaba, pero no te ahogaba ni te partía en dos como si fuese un rayo. Ahora he llegado a un punto en el que estoy tal vez demasiado saturada como para poder liberarme. El  vaso está apunto de rebosar, y eso me impide escupir todo lo que siento, porque tengo un auténtico enredo en mi cabeza, y apenas consigo distinguir esos sentimientos que antes resultaba fácil describirlos. Es algo así como si te pidiesen describir algo que nunca has visto, algo que tal vez ni siquiera existe. ¿Cómo pretendo explicar el barullo de mi cabeza si mi corazón no calla y no me deja escuchar lo que pasa ahí dentro?

¿Cómo vamos a encontrar algo cuando ni siquiera sabemos lo que buscamos? Tal vez la clave esté ahí, en no buscar nada, en dejar sorprendernos. 
Pero nuestras cabezas se han convertido ya en un auténtico enredo, se mezclan deseos e ilusiones con decepciones y reflexiones algo más coherentes que nuestros sueños y aunque a veces queramos dejarnos sorprender, sin forzar las cosas, ahí seguimos ansiosos, desesperados, buscando la pieza que nos falta, porque sentimos que tenemos que sentirnos llenos ya, que la vida se nos pasa  simplemente con media alma.