miércoles, 30 de enero de 2013


No es lo mismo decir 'me lo han dado' que 'lo he conseguido'. A mi no me des las cosas hechas, ni fáciles, ni sencillas, ni al alcance de la mano. Me han enseñado, o tal vez haya aprendido sola con el paso del tiempo, que las buenas cosas nunca llegan con facilidad, y si lo hacen, nunca dejarán el tan buen sabor de boca que te deja una recompensa después de un gran esfuerzo. La vida es una continua lucha, en la que si abandonas, todo deja de tener sentido. Pero, ¿cuál es el verdadero sentido de todo esto? Se lo ponemos nosotros mismos. El precio de las cosas viene indicado en una simple etiqueta, pero nosotros somos quienes decidimos el valor de lo que nos rodea. Seguir adelante siempre, es tal vez lo que más valor llega a alcanzar, porque gracias a unos continuos esfuerzos, logras hacerte rico de felicidad, de orgullo y satisfacción personal, y porque si te falta esa ilusión y esas ganas por emprender nuevos sueños y experimentar nuevas batallas, todo pierde valor. Nadie como tú mismo para darte cuenta de que el corazón necesita acción, necesita vivir, necesita latir por alguna razón. Necesitamos avanzar.
Si algo no lo conseguimos, que no sea por no haberlo intentado.

Y luego, ella misma se echó de menos.

'Ella solía ser cristalina como el agua, y cálida como el sol de aquel paisaje amaneciendo que tanto amaba. Solía responder con sonrisas y amar con miradas. Solía llorar con canciones, y reír de sus errores. Solía gritar con películas de terror y solía admirar a los chicos educados. Solía pedir deseos a las estrellas fugaces incluso cuando comprendió que de poco servía. Solía aceptar que es el corazón quien nunca miente y que solo la cabeza es la que nos confunde. Ella solía cantar al compás de las olas y la brisa de la playa. Solía correr campo a través calzada en tacones  y solía capturar momentos con una cámara por la imposibilidad de detener el tiempo en ellos. Solía enfadarse cuando no quedaban helados en la nevera o cuando le ponían un examen sorpresa justo el día después de haberse quedado hasta la madrugada viendo su serie favorita. Solía rechazar los piropos forzados y solía quererse tal y como se veía frente a un espejo. Ella solía hacer tantas cosas que apenas tenía tiempo a pensar en cuántas otras le quedaban por hacer. Solía vivir con intensidad, sin miedos, o por lo menos, sabiendo afrontarlos. Solía ser ella misma. Solía ser feliz. Solía recordar que era su propia vida y que nadie tenía derecho a cambiarle su manera de vivirla.'

jueves, 24 de enero de 2013


                           

Aprovecha a cada momento las cosas que tienes. Cualquiera de ellas podría esfumarse en cualquier momento. 

                            Terminar para siempre.                            
                                                                Alejarse de ti. 

Y entonces será cuando no puedas hacer nada para evitarlo. Lo único en nuestras manos, es evitar que los tesoros que poseemos pierdan su valor y los olvidemos con el tiempo; si no evitamos eso, sólo nos daremos cuenta de lo que teníamos cuando ya lo hayamos perdido.

miércoles, 23 de enero de 2013

No adelantes acontecimientos y no te ilusiones en vano. No permitas que tus ganas por una cosa se vean reducidas por otra. Puedes sonreír antes de tiempo, pero no te extrañes si luego llegan las lágrimas. Cometemos el error de forzar las cosas y meterle prisa a la vida, para que todo llegue pronto, para tener lo que queremos aquí y ahora. Poco a poco te das cuenta de que los momentos fluyen solos, con su propia magia, y que no necesitan el ser creados por humanos como nosotros. ¿Alguien aplaude antes de que acabe una obra de teatro, o alguien libera la carcajada antes de terminar de escuchar el chiste? Bueno, pues tal vez, pero no está verdaderamente bien hecho. Puede ser que algo vaya bien, y es correcto disfrutarlo mientras tanto, pero no por ello hemos de olvidar que todo puede torcerse en cualquier instante, tanto para mal, como para bien en el caso viceversa. Es decir, ¿cuántas veces hemos llorado por algo que creíamos que terminaba para siempre y más tarde ha conseguido arreglarse? Luego es cuando decimos 'qué tonto fui, me adelanté al final y lloré sin saber lo bueno que me esperaba después de todo'. Pero si supiésemos todas esas cosas, no seríamos de este mundo. Sabemos que no podemos predecir con exactitud lo que pasará en un futuro, y por eso nos guiamos por lo que ocurre en el presente. Sí, eso está bien, centrarse en el presente, pero sin vivir con demasiados pájaros en la cabeza que nos hagan olvidar que las cosas pueden cambian de repente (a veces incluso sin un motivo claro) y que debemos ser fuertes ante ello y ante cualquier tipo de circunstancia.

lunes, 21 de enero de 2013


Duele depender de alguien. Resulta peligroso determinar tu felicidad en una persona, porque cuando esa persona falla, tu vida se desmorona y se lleva consigo todo, incluso lo que sólo te pertenece a ti.

sábado, 19 de enero de 2013


                            
Hoy las ganas de llorar del cielo no son nada comparado con mis ganas de sonreír junto a ti. Qué buen día para quererte.

viernes, 18 de enero de 2013


«Trae el champán que hoy va a ser noche larga. Esta noche voy a brindar no por todos los que me han hecho daño y con ello me han hecho fuerte, no. A esos no pienso ni recordarlos. Voy a brindar por las personas que realmente lo merecen y por las que ha valido la pena ser fuerte. Brindaré, dándome un capricho, por mí misma, por todo lo que valgo aunque a veces esa gente no digna de recordar me haga dudarlo. Por las buenas cosas que son pasajeras, al igual que, por suerte, las malas. Brindo sencillamente, por seguir aquí, haciendo mi camino, intentando encontrar un sentido a esta aventura, procurando vivirla de la mejor manera posible. O por lo menos, de la única forma que sé. Brindo, por todo lo que no hicimos por miedo a equivocarnos, y sobre todo, por todo en lo que nos equivocamos pensando que no íbamos a hacerlo. Brindo, por cada lágrima de esfuerzo recompensado, y por cada carcajada de placer involuntario. Brindo, por dejarnos llevar esta noche, como tantas atrás no hicimos. Brindo, por la locura y la felicidad de momentos como este, en el que, como una tonta, me pongo a brindar por décimo octava vez en la noche y ya no sé ni lo que digo.»

jueves, 17 de enero de 2013

Es la vida quien debería tenerte miedo a ti.


Abandonamos por ausencia de razones y exceso de miedos. O tal vez abandonamos incluso sabiendo que tenemos motivos para no hacerlo. Es entonces cuando el miedo supera esos motivos, esas ganas. Cuando el pánico a fallar nos impide tan siquiera intentarlo. Es tontería quedarnos clavados en el mismo sitio por miedo a desestabilizarnos al dar un paso hacia delante. ¿Será tal vez porque vemos el enorme precipicio justo en frente de nosotros? Tenderemos entonces a dar un paso hacia atrás, porque vemos cual será nuestro claro fin si avanzamos hacia delante. Error. ¿Qué por qué? Está claro. En esta vida, todo el mundo nos ha enseñado a alejarnos del miedo, a huír, a echar a correr en la dirección contraria a la que se encuentra el peligro, pero nadie nos ha dicho nunca que tal vez ese peligro es demasiado subjetivo y que por lo tanto, puede esconderse algo terriblemente bueno detrás de el riesgo. Con esto no apoyo el masoquismo, simplemente, el mirar la vida desde otra perspectiva  sin tenerle miedo, sin ver todo el camino señalado con las luces intermitentes de peligro. A veces es preciso caminar a oscuras, para darte cuenta de que puedes seguir haciéndolo. Es una pena que las dudas y las cosas inciertas e irreales que flotan a nuestro alrededor nos coman y nos manejen obligándonos a permanecer con esa incertidumbre con la que tanto odiamos vivir. 
Sabiendo que hay mil maneras de matarla.