martes, 19 de marzo de 2013


Y me tiré al precipicio de su sonrisa, me golpeé contra el sonido de sus carcajadas y despeinó mi pelo el susurro de su voz. Me ahogué entre sus lágrimas y naufragué en su boca. Cabalgué a galope por cada vértebra de su espalda y nadé entre el oscuro océano de las pupilas de sus ojos. Me perdí en la constelación de lunares de sus mejillas. Morí por el contacto de sus gélidas manos y resucité con el calor de su aliento. Fracasé en el intentó de olvidar la firmeza de sus hombros y gané la batalla contra sus pestañas. Firmé un contrato con la comisura de sus labios y tomé un par de whiskys a salud de su cuello mordisqueado, que pedía hielo para aliviar el dolor que le subía del pecho... apreté su corazón tal vez demasiado fuerte, después lo acaricié pidiendo perdón, entré y me senté a esperar. Fui bien recibida aunque al poco tiempo de sacarme él mismo se encargó. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario